CATORCE DE FEBRERO

 

CATORCE DE FEBRERO

Joaquín Maldonado

Mónica se despertó a mitad de la noche. Había estado toda la tarde haciendo el amor. Tenía hambre. Junto a ella su esposo roncaba sobre la almohada. Era tan molesto pensaba ella, no sabía cómo había podido estar tanto tiempo con él.

Tomo su celular y le mandó mensaje a su ama de llaves, María, una criada que  nunca encontraba cuando la necesitaba. Además de un tiempo acá la notaba más atrevida, la veía directo a los ojos, parecía que sabía algo. Le era difícil mantenerle la mirada. Como si adivinara lo que pasaba entre ella y David, su chofer, Insistió pero la criada no contesto. Al final desistió y se quedó dormida. Pensó que al otro día la despediría.

Tenía planes para el catorce de febrero, un par de días antes le había comprado en una joyería del centro un reloj de oro a David y quería dárselo de sorpresa. El reloj tenía grabado Con amor para David en la parte posterior. Seguramente sería un regalo que el disfrutaría.

Cuando le entregaron el reloj lo guardó en la caja fuerte de su habitación junto a sus demás joyas. Su marido le llamó ese día de la oficina, le habían llevado es una factura de una joyería por cien mil pesos, Mónica se limitó a decirle que esa factura esa de algo que ella misma había comprado, y le ordenó que la pagara. La sola voz de Javier su esposo la molestaba llamándola para pedirle cuentas. Quien se creía.

Por otro lado su esposo le había preguntado días atrás qué haría el catorce de febrero, y si acaso podrían ir a cenar juntos para festejar esa importante fecha. Ella le contestó que no, que tenía cosas que hacer en el club de la iglesia y que no le sería posible, de hecho se ocuparía toda la tarde del dia catorce.

El día catorce ella se preparó. Era un día especial para festejar con su enamorado. Se fue toda la mañana al salón de belleza, se arregló. Fue a su casa y abrió la caja fuerte. Estaba vacía, Sus collares, anillos, pendientes se habían ido. Solo quedaba la  caja del reloj de oro de David y una carta.

Mónica tomo la carta temblando. Era de su criada, María, le decía que le había tomado prestadas todas sus joyas porque necesitaba dinero, Que no era su intención quedarse con ellas y que se las devolvería en la primera oportunidad. Que sabía que ella, la dueña de las joyas, sabría tener discreción y quedarse callada, nadie se enteraría de las joyas, así como nadie se enteraría de que ella, la señora de la casa, se estaba acostando con David, el chofer.

Llena de rabia guardó la carta y el reloj. De sus ojos brotaban lágrimas y se aseguró de secarlas, Se levantó y salió de la casa, recordó que era catorce de febrero y ella, pasara lo que pasara, lo iba a celebrar.

 

 

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